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Los cambios formativos y en general, los cambios de cualquier índole siempre son un reto y están llenos de incertidumbres, temores y precauciones, pues nunca sabemos cómo vamos a responder ante ellos y si los resultados obtenidos se corresponderán con los que quisiéramos. En general nos hacen salir de nuestra zona de confort y eso siempre tiene sus complicaciones.
Si, además, esos cambios son motivados, de buenas a primeras, por una situación inesperada de emergencia nacional, más bien internacional, como la que estamos viviendo actualmente, esta sensación de desasosiego se acrecienta. Cambios que no solo afectan a nuestra vida personal, sino también al terreno profesional.
Un ejemplo claro de estos cambios es el que implica una manera de impartir y recibir la formación. Si hasta la fecha, la norma, al menos en nuestro sector, era la formación de carácter presencial, a día de hoy las aulas virtuales o teleformación, las webinars o jornadas virtuales, y, en definitiva, la formación a distancia, se han convertido en algo habitual a consecuencia de la crisis sanitaria provocada por el Covid-19. ´
Si bien muchas empresas, y Agremia, como asociación que las integra, ya venían trabajando en ello desde hacía años, hasta que la necesidad no ha sido vital como ahora, no se ha impulsado como quizás deberíamos haber hecho hace tiempo. Lo que parece estar claro es que la transformación social que se va a producir, y ya estamos viviendo, es de tal magnitud que todavía no somos capaces de calibrarla y que, por supuesto, estos cambios han venido para quedarse en mayor o menor medida. Entre los más inmediatos y urgentes está la transformación de la formación teórica de nuestro sector hacia los procesos virtuales y on line que permiten adquirir los conocimientos necesarios de una manera segura, con ahorro de tiempos de desplazamiento y con una calidad equiparable a la formación presencial.
Instalcampus
Los avances técnicos en materia de comunicaciones permiten ofrecer la formación en directo y con los mismos recursos técnicos que si estuviéramos presentes en las aulas. Actualmente, la Escuela de Agremia ha transformado buena parte de sus aulas teóricas en aulas virtuales, más del 40% de todas ellas, para que las clases puedan ser recibidas por los alumnos en tiempo real desde sus casas, puestos de trabajo o donde consideren oportuno sin necesidad de interrelacionarse físicamente con el resto de compañeros que están en su mismo grupo.
La actividad presencial se limita únicamente en las clases prácticas de taller y a los procesos de evaluación, limitando de esta manera el riesgo de contagios y facilitando la formación desde cualquier punto geográfico con el consiguiente ahorro de tiempo y energía.
Todo lo anterior se ha hecho realidad, en gran medida, gracias al proyecto colaborativo Instalcampus, puesto en marcha hace ahora dos años. No sólo se ha hecho un esfuerzo en las instalaciones físicas, también en la transformación de nuestros programas formativos y didácticos de los principales cursos en estas nuevas modalidades, pudiendo actualmente ofrecer al sector el curso de acreditación para la obtención del Carné RITE, los cursos de acreditación para Instaladores de Gas en sus tres categorías A, B y C, el curso de Agente de Puesta en Marcha, Mantenimiento y Reparación de Aparatos de Gas (APMR), el curso de Reciclaje de Manipulación de Gases Fluorados y varios cursos de especialización (automatización de instalaciones en dos niveles, nuevos refrigerantes: R-32, R-290 y CO2, etc.).
En todo proceso de cambio surgen oportunidades y ventajas competitivas que debemos asimilar y aprovechar. En el caso de la formación, hemos dado un paso de gigante respecto a hace apenas siete meses que, sin duda, marcará el futuro inmediato de la formación en nuestro sector, pero solo es un mero ejemplo de lo profundo que serán los cambios a todos los niveles. Debemos prepararnos para ellos y aprovecharlos al máximo
