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Gas radón: qué es y cómo eliminarlo de nuestra vivienda

mapa gas radón
06/05/2019

Los efectos sobre la salud de la personas en relación a su exposición a cualquier sustancia peligrosa, como el gas radón, van a depender de la dosis, la duración y el tipo de exposición, la presencia de otras sustancias químicas, así como de las características y los hábitos de cada individuo. En ese sentido, a continuación, analizaremos uno de los principales contaminantes de la calidad del aire interior, cómo se forma y qué podemos hacer para reducir su presencia en nuestros hogares.

¿Qué es el gas rádón?

El gas radón es un gas noble, incoloro, inodoro e insípido de origen natural que tiende a concentrarse en espacios interiores como viviendas o espacios de trabajo y con efectos muy nocivos para la salud de las personas. De hecho, la OMS – Organización Mundial de la Salud, considera el gas radón como la segunda causa principal de cáncer de pulmón por detrás del tabaquismo.

¿Cómo se forma el gas radón?

El radón se produce, de forma natural, en el subsuelo, y emana a la superficie, en mayor o menor medida, dependiendo del tipo de suelo y de ahí pasa al aire pasa al aire, donde se desintegra y emite partículas radiactivas

Se produce más radón en zonas graníticas que en las arcillosas o calcáreas, por el contenido de uranio y torio de este tipo de materiales pétreos. Además, se produce una mayor exhalación en suelos porosos, donde el gas encuentra con facilidad salida al exterior, que en suelos compactos o arcillosos que tienen menor porosidad y permeabilidad.

Otras condiciones como la humedad, presión atmosférica, la temperatura y una deficiente ventilación en los espacios interiores también inciden de forma importante en los niveles de radón del aire interior.

Así en un suelo húmedo y permeable con una presión atmosférica baja y una temperatura suave favorece la emanación mientras que un suelo seco, una presión atmosférica alta y una temperatura muy baja dificultarían la emanación de radón.

De la misma forma, la ventilación de la estancia, el tipo de construcción y la estanqueidad del edificio serán factores que influirán decisivamente en los niveles de concentración de radón a los que estaremos sometidos.

Por sus características, el radón será más fácil encontrarlo en casas bajas que en pisos altos, ya que pesa más que el aire y tiende a depositarse en las zonas bajas de los edificios como garajes, sótanos, etc. . Coincide además que, estas zonas son las que, estructuralmente, suelen estar en contacto directo con el terreno.

En todo caso, será fundamental conocer los niveles de radón existentes en nuestros hogares y espacios de trabajo para poder tomar las medidas correctoras necesarias.

Radón en el agua potable

En muchos países, el agua potable proviene de fuentes subterráneas como manantiales o pozos, que normalmente tienen concentraciones mucho más altas de radón que el agua de superficie de ríos, pantanos y lagos.

El radón del agua doméstica da lugar a la exposición humana a través de la ingestión y la inhalación. Además, puede ingerirse por el consumo directo de agua corriente o agua dulce embotellada. ´También puede ser liberado por el agua corriente a la atmósfera interior, causando una exposición por inhalación.

No obstante, hasta la fecha y según diversos estudios epidemiológicos realizados, no se ha encontrado ninguna relación entre la presencia de radón en el agua potable y un mayor riesgo de cáncer de estómago. El radón que está disuelto en el agua potable puede pasar al aire de los espacios interiores y frecuentemente, la cantidad de radón que se inhala al respirar es mayor que la que se ingiere al beber.

Cómo reducir la concentración de gas radón en las viviendas

En general, todos los edificios contienen radón de forma natural si bien es cierto que en la mayor parte de los casos, está presente en concentraciones tan bajas que no supone un riesgo para la salud.

Sin embargo, ciertas zonas geográficas donde los suelos son más graníticos o arenosos favorecen que el gas aflore a la superficie al ser más porosos. El Consejo de Seguridad Nuclear, en colaboración con centros de investigación y universidades españolas, ofrece un mapa del potencial de presencia de radón en la geografía española.

Pero con ello no debemos suponer que por defecto las viviendas ubicadas en zonas de elevado potencial presenten por sistema altas concentraciones de radón. Nada más lejos de la realidad.  El tipo de construcción de la vivienda y sus instalaciones serán determinantes para evitar elevados niveles de radón en el interior de nuestros hogares.

En Europa, las nuevas edificaciones incorporan medidas de protección de forma sistemática para evitar la formación de concentraciones de gas radón. En cuanto a las viviendas construidas, hoy en día es posible llevar a cabo una serie de medidas que contribuirán a rebajar las concentraciones existentes. Algunas de estas medidas serán:

  • En primer lugar, realizar una medición para determinar los niveles de concentración del gas radón en la vivienda
  • Sellado exhaustivo de suelo y de paredes
  • Instalación de un sistema de extracción mecánica del radón en el sótano, el forjado o la solera
  • Ventilación del suelo y forjado del edificio hacia el exterior con el fin de expulsar el gas radón al exterior
  • Instalación de sistemas de ventilación mecánica en zonas con posible afección de radón
  • Despresurización del subsuelo
  • Instalación de sistemas de sobrepresión

Normativa gas radón: CTE DB HS6 

La nueva sección del «Documento Básico de Salubridad», la sección HS6 «Protección frente a la exposición al radón» es una trasposición parcial de la Directiva 2013/59/EURATOM del Consejo, de 5 de diciembre de 2013, por la que se establecen normas de seguridad básicas para la protección contra los peligros derivados de la exposición a radiaciones ionizantes.

En la nueva sección del Documento Básico de Salubridad, la sección HS6 ‘Protección frente a la exposición al radón’, se establece el nivel nacional de referencia para las concentraciones de gas radón en recintos cerrados y se recogen las medidas reglamentarias para limitar la penetración del radón en los edificios en función del municipio en que se ubiquen estos.

Esta modificación responde a un problema de sanidad pública que también viene marcado por la UE, limitando la concentración a 300 Bq/m3 para minimizar los riesgos de cáncer de pulmón, enfermedad asociada al mismo.

Esta normativa se aplicará a los edificios de nueva construcción y en rehabilitaciones de edificios existentes.

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